En la Pintura Centrada en la Imagen, PCI ponemos la atención en las cualidades de las personas, no en los problemas.
Cada persona es un ser único y nace con su propia cualidad. La relación entre esta cualidad y nuestro ser se debilita de forma progresiva a causa de las influencias a las que estamos expuestos durante nuestro desarrollo.
A través de la pintura se hacen visibles los miedos. Por ejemplo, aflora el miedo a no ser suficiente, a hacerlo todo mal o a no cumplir con las expectativas. Al pintar nuestras imágenes podemos ir más allá de la costumbre de ceñirnos a «lo que deberíamos hacer» y a la crítica interna. De esta manera creamos la posibilidad de vivir nuevas experiencias sin grandes riesgos. Con la Pintura Centrada en la Imagen podemos ampliar nuestros propios límites y acceder a algo completamente nuevo.